El pasado 19 de octubre, cinco semanas, dos horas y 208 kms. después, acompañado de mi amigo Manolo Madrigal (seguidor de la Virgen y colaborador en mis exposiciones fotográficas) regresé a Desamparados recordando la histórica visita de la imagen peregrina de la Mare de Déu el pasado 13 de septiembre.
Realmente sentí que no había pasado el tiempo, porque el ambiente festivo era similar. Las banderitas españolas, los tapices en los balcones, las calles engalanadas, las guirnaldas eléctricas coronando la plaza del obispo don José Tormo entre iglesia y ayuntamiento y desde luego la puerta del templo parroquial siempre abierta.
Llegamos a tiempo de participar en el final de la Novena, con la Virgen de los Desamparados de la parroquia ya fuera de su camarín y en lugar preferente pero más cercano -durante estos días- junto a los fieles devotos.
Nombraré -porque corresponde- que la noche fue de verbena con música en directo con buen estilo, porque aquí también hay momento para la sana diversión (no hay fotos, era tiempo de relax).
Y llegó el día grande, el tercer domingo de octubre como cada año que celebra a la patrona, Virgen y Madre, la más querida por los más de tres mil vecinos y tantas personas más que peregrinan hasta la pedanía oriolana que tiene por nombre "los preferidos de Ella". Música, petardos, campanas y alegría desde muy pronto; entiendo que para aprovechar cada instante de una jornada que desde hace muchos años colma tantos corazones de amor mariano.
La misa matinal tuvo a las "reinas" que por edad y veteranía tienen su reconocimiento en las celebraciones anuales, que fueron testigos de cómo la representante del Ayuntamiento de Orihuela impuso a la Virgen un merecida medalla. Más tarde, la mascletà en el parque Virgen de los Desamparados.
foto: Manuel Ruiz |
Y, por fin, la gran procesión. Soy testigo de que cientos de personas (tal vez varios miles) precedieron a la Virgen por la calles de la población seguidos por los estandartes de las tres regiones valencianas, así como los de Desamparados, Cofradía y Seguidores de la Virgen (éstos últimos llegados en un autobús lleno desde Valencia). Autoridades civiles de la pedanía y de Orihuela, párroco y sacerdote invitado junto al presidente de los Seguidores, cofrades y el pueblo entero en la calle en oración activa y dando un bellísimo testimonio de respeto, fe y devoción.
Turnos de portadores y portadoras llevaron a María por las calles en una gozosa procesión nocturna. Impresionante el escaparate de las estampas marianas, los pétalos rojos desde lo alto, patios con imágenes marianas para recibirla a su paso por casas fervorosas de su amparo, el arco en la calle junto a la iglesia y la apoteosis de fuegos artificiales. Un último homenaje a la Virgen patrona y querida por tantos cuando los portadores elevaron el anda por la Mare de Déu al cielo de Desamparados, encadenando cada vuelta a la plaza con mayor emoción y júbilo, culminando con el Himo Regional.
Los detalles finales de la gran jornada festiva llegaron en el interior el templo, con la última oración y el Himno de la Coronación. Será difícil no recordar a menudo la experiencia vivida desde dentro en esta aventura mariana de una población, Desamparados, que se siente todo el año un pueblo seguidor de la Virgen.
Más fotografías relacionadas con esta crónica, en el siguiente enlace:
FOTOS DE LA CELEBRACIÓN DE LA VIRGEN EN DESAMPARADOS
NOTA HISTÓRICA:
La pedanía de los Desamparados tiene su origen en torno a la parroquia que bajo la advocación de Nuestra Señora de los Desamparados consagró el 23 de junio de 1782 el entonces obispo de Orihuela, el valenciano monseñor José Tormo Juliá. “Por esta razón la localidad adoptó el nombre de Desamparados, ya que el núcleo urbano creció alrededor del templo, razón por la que para los oriolanos es también conocido como La Parroquia”.
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