Y una vez dentro, el templo a rebosar y muestras de fervor con poesías, vítores y música mariana. Por fin, tras meses de preparativos, Ella ya estaba allí.La noche concluyó con una Vigilia Joven, si bien el templo permaneció siempre abierto.
Tras una mañana con gran movimiento por la entrega de alimentos para el nuevo Economato, la tarde tuvo como propuesta la "Missa d´infants" y la respuesta de niños fue total. Seguramente el Vicario episcopal de Evangelización quedó entusiasmado con el templo lleno de niños y sus catequistas participando a cuerpo en una bellísima celebración infantil con la Virgen presente junto al altar mayor.
Llegada la noche, la procesión volvió a reunir a devotos, clavarios, portadores, seguidores y nueva mente toda Aldaia. Todo el recorrido estuvo caracterizado por pequeñas capillas en honor a la Virgen. Un histórico paso por el túnel bajo la vía del tren llevó a la Mare de Deú a zona nueva de la población con una ermita con una pequeña imagen de la Virgen. Varios centro de espiritualidad merecieron detener la procesión y que la Virgen escuchara palabras y melodías fruto de corazones dilatados por su presencia; todo ello mientras no cesaban los étalos desde balcones y ventanas de cada calle de Aldaia que la vio pasar. Más tarde fue recibida en la parroquia de El Salvador y Nuestra Señora de la Salette con música de guitarra y dançà, finalizando una jornada memorable.
Domingo a primera hora y, tras la misa, Santo Rosario por las calles cercanas hasta llegar al nuevo Economato Cristo de los Necesitados, bendecido e inaugurado en presencia de la Virgen.
Como culminación de tres día inolvidables, la misa solemne en el paseo tradicional de Aldaia con todo el pueblo presente, presidiendo la celebración la Virgen de los Desamparados y el Santísimo Cristo de los Necesitados, que más tarde tuvieron un emotivo encuentro poco antes de la partida de la Mare de Deú. El castillo final mostró una vez más que este pueblo ama a María como Madre y su visita quedará en su recuerdo por tiempo inmemorial.
foto de Vicente Almenar |
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