(Seleccionados por el párroco Joan Carles Alemany)
El pan que yo daré es mi carne para la vida del
mundo.
Jn 6, 52
Mi carne es verdadera comida y mi sangre es
verdadera bebida.
Jn 6, 56
Quien come mi carne y bebe mi sangre, vive en mí y
yo en él.
Jn 6, 57
Tomad y comed todos de él, por que esto es mi Cuerpo
que será entregado por vosotros.
Tomad y bebed todos de él, porque éste es el cáliz
de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por
vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados. Haced esto en
conmemoración mía.
(palabras de la consagración en la
Santa Misa)
Quien come y bebe indignamente el cuerpo y la sangre
de Cristo, come y bebe su propia condenación.
1Cor 11, 29
He venido para que tengan vida y la tengan en
abundancia.
Jn 10, 10
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. Quien
come de este pan, vivirá eternamente.
Jn 6, 51
La Iglesia Católica rinde culto al Sacramento Eucarístico
no sólo durante la Santa Misa,
sino también llevando la hostia consagrada en procesión con la alegría de la
multitud del pueblo cristiano.
Pablo VI
Tenemos con nosotros el pan de los peregrinos, el
Sacramento del Cuerpo y la Sangre
de Cristo, fuente inagotable para sacar de ella fuerza, serenidad, confianza en
cada momento de la existencia.
Beato Juan Pablo II
En la santísima Eucaristía se contiene todo el bien
espiritual de la Iglesia,
a saber: Cristo mismo, nuestra Pascua y Pan vivo por su Carne, que da la vida a
los hombres, vivificada y vivificante por el Espíritu Santo.
Concilio Vaticano II
La Eucaristía es la fuente y la cima de toda la vida cristiana.
Concilio Vaticano II
Jesús, en la Eucaristía, quiso que la inmensidad de su amor
quedase grabada en lo más profundo del corazón de los creyentes.
Santo Tomás de Aquino
En la
Eucaristía se contiene verdadera, real y substancialmente el
Cuerpo y la Sangre,
juntamente con el alma y la divinidad de Jesucristo y, por tanto, Cristo
entero.
Concilio de Trento
La Eucaristía es la
Carne de nuestro Salvador Jesucristo, la que padeció por nuestros
pecados, la que el Padre en su bondad ha resucitado.
San Ignacio de Antioquía
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