Ave, María.
Hago unos minutos de silencio y trato de tomar conciencia
del compromiso que he adquirido conmigo mismo y con quien tenga interés por seguir este camino al lado de la Virgen
María en Valencia. Son las 3 de la tarde del
viernes 9 de mayo de 2014 y comienzo este diario en la intimidad de mi
estudio, escribiendo en el portátil y rodeado de fotografías de fiestas valencianas, varias
estampas de la Virgen de los Desamparados y otros discos duros conectados. Aún
dos horas para las Vísperas en la Basílica y paso unos minutos revisando mi
equipo fotográfico; no consigo dejar de visualizar el altar mayor del santuario
que preside la recién restaurada “Geperudeta”.
Propongo a cualquier lector que haya llegado hasta aquí un
recorrido espiritual (y artístico) de diez capítulos en torno a las
celebraciones que los valencianos llevamos a cabo en honor de nuestra patrona. Cuento con mi pluma digital (ordenador y ipad), mi cámara fotográfica (siempre Canon) y un corazón dilatado que arde deseos de captar, sentir, interiorizar y a la vez expresar en
alta voz la experiencia vivida.
Viernes, sábado, domingo, lunes y diez días después de la
fiesta grande con el Besamano. Ésta será la ruta que planteo, sólo Dios sabe los
pasos y los frutos de esta aventura mariana. Confieso que me siento amparado por Ella y
al tiempo declaro que sólo soy un devoto más de entre tantos miles que esta
advocación motiva.
1 comentario:
El prólogo promete. Los prolegómenos apasionan
Rafael Solaz
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