Resulta un reto enorme expresar en algo así como noventa segundos la esencia de una semana de mayo que tuvo su inicio horas antes de la fiesta grande de la patrona. No creo necesario enumerar los actos en honor a la Virgen de los Desamparados que ya anticipé hace unos días, pero en cambio destacaré cada latido de mi corazón en los momentos de mayor plenitud.
La espera a dos metros de la puerta en la madrugada (cortesía de los primeros devotos en la noche) fue clave para captar versos, piropos y miradas de sincero fervor antes de la misa de descoberta y también después. Más de doce horas en torno a la Basílica, descanso exprés y luego mañana, mediodía y procesión a tope para redondear con la Ronda a la Verge el mejor fin de semana de la Virgen en mis quince años entregado a Ella desde mi vocación artístico-espiritual.
Pasaron dejando huella y cariño los y las floristas de Valencia, y seguirá habiendo misas diarias con intenciones para todos. Mañana domingo, la misa por los 600 años de la Archicofradía, y el miércoles 21 todo el día para el Besamano personal y emotivo que tendrá una estampa histórica. Será una jornada para dedicarla-uno más- a la Virgen: meditar, agradecer, ofrecer...todo lo que Ella merece, espera, motiva en cada corazón que la siente como Madre del Cielo.
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